18 ene 2010

Surviving

El único trozo de mi corazón que ocupabas se cayó la noche en que tuve aquel sueño incoherente. Esta mañana lo he encontrado todo orgulloso arropado debajo de mis sábanas y mantas y he decidido guardarlo en una cajita en forma de infinito. Es una pena no tener lámpara en la mesita porque lo hubiera puesto debajo y hubiera encendido la luz con el fin de que cobrara, al menos, un poquito de vida.
Bum, bum. Bum, bum.
Ahora que lo pienso, ponérmelo en el mismo sitio de antes es un poco peligroso. No lo quiero en el mismo sitio, ya que podría volver a pasar lo mismo. Un motor, de ir tan rápido... Así lo tenía yo, roto, como la tercera cuerda de mi guitarra.

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